Conocí de Pier Giorgio cuando estudiaba en la universidad, hace unos 4 años. Buscando recursos y motivación para trabajar con los jóvenes católicos de la institución me encontré con este joven aventurero, feliz, fuerte y profundamente católico. Me encantó leer sus cartas a personas y todo lo que iba leyendo estaba lleno de amor, alegría, paz, determinación y, definitivamente, ¡lleno de Dios! Lo admiro mucho, es uno de mis favoritos, y es un gran testimonio para mostrar que se puede ser joven (y hacer todo lo que hacen los jóvenes) y ser santo desde tu realidad.